Aún recuerdo como hace unos buenos años atrás disfrutaba en la play ese juego que, con guitarra en mano, me hacía sentir un verdadero «rock star». El mítico juego que Activision lanzaba a finales del 2007, contenía una canción en su extenso listado que era mi debilidad y mi primera conexión con la banda política Rage Against the Machine. La canción no era ni más ni menos que Bulls on Parade —sencillo que fe lanzado en su segundo álbum Evil Empire—. Yo, iluso, todavía no entendía el contexto de esa letra y sólo disfrutaba imitar ese solo de Tom Morello que simulaba un scratch de un turntable. Con el pasar del tiempo me daría cuenta que la letra carga una fuerte crítica hacia la industria armamentista en el ámbito militar.
Años después tendría mi verdadero contacto con Rage Against the Machine, paseando por las calles empinadas de la ciudad de La Paz. Entré a uno de los pocos lugares dónde se puede comprar discos originales, ahí fue donde llamó mi atención y adquirí el primer álbum de la banda —que lleva el mismo nombre—, esa portada que mostraba a un monje budista inmolándose debido a la persecución de los que practicaban el budismo, en lo que hoy conocemos como Ho Chi Minen Vietnam. Fue eso más que suficiente para que me convenciera de gastar los pocos ahorros que tenía en ese entonces.
Rage Against the Machine nace como un conjunto musical político, pues en dos de sus integrantes encontramos hechos que influenciaron más tarde el contenido musical que ellos proponen: el abuelo de Zack de la Rocha, el vocalista de la banda, participó en la revolución mexicana, mientras que el tío-abuelo de Tom Morello, guitarrista de la banda, fue uno de los líderes que participaron por la independencia de Kenia.
Este grupo de rock aparece en escena en un momento donde el aspecto político y social estaban en la mira del mundo, por una parte, la Unión Soviética estaba a punto de disolverse, el fin del apartheid en África y las primeras elecciones en Estados Unidos después de la guerra fría, estas y muchas situaciones más se reflejaban en las letras de Rage Against the Machine. Este grupo no seguía las reglas, por esta razón el 26 de enero del 2000 lograron cerrar Wall Street, aquel lugar mítico que adopta el sistema financiero que tanto critica de la Rocha y compañía, donde rodaron su videoclip Sleep Now in the Fire, letra donde se mencionan pasajes de la bomba lanzada en Hiroshima, uso de agentes químicos en Vietnam y la esclavitud en los Estados Unidos.
Rage Against the Machine es más que un grupo musical, en sus letras se refleja una ideología política, en donde la injusticia social y la protección de los derechos juegan un papel fundamental, donde el abuso y las acciones contra las minorías son denunciadas al son de los instrumentos musicales.
La experiencia de escuchar a Rage Against the Machine va más allá de lo musical, es reproducir canciones como Know Your Enemy y darse cuenta que el abuso ejercido por los políticos sólo se irá si se cambia toda la estructura del sistema, por ejemplo. Corear el «Fuck you, ¡I won’t do what you tell me!», de la canción Killing in the Name Of como muestra de desobediencia hacia el sistema corrupto. Trasladarse a México mediante People of the Sun y denunciar la opresión por parte del gobierno hacia los pueblos indígenas.
Escuchar a Rage Against the Machine es el rap de Zack de la Rocha, los riffs de Tom Morello, es el toque de Jazz en el bajo de Tim Commerford y la batería contundente de Brad Wilk, diciéndonos que no seamos ajenos a los males de este mundo, salgamos de nuestra burbuja y que el verdadero cambio… para lograr un cambio real en nuestra sociedad está en el ciudadano del día a día.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.