Era un
amor de noches en bicicleta
con los sonidos del timbre o la cadena
que empezaban con dos cazadores de ocasos
para terminar con poemas al oído de la luna.
Era ese
amor que no se cuenta ni se ve,
pero se sabe que existe en tardes vagas,
con rodeos a los perros que en la calle ladran
para llegar a un parque y contar monedas
calculando qué sabor de helado pedir esta vez.
Era un
amor con los relojes a prisa
que con pila se paraban cuando sus ojos se miraban,
y con fragancias que eran mezcla del susurro
junto a caricias tímidas pero naturales.
Era un
amor del que tú soñabas y no esperabas
de ese que yo te tenía, pero no mostraba
sin apuros o agujetas que nos hagan caer
surgió un amor discreto, pero a viva voz.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.