A Irene.
Alguien se arrodilla en un bote en París a mitad del Sena y le entrega el anillo a una chica.
En alguna parte alguien observa una calle por última vez desde un edificio sabiendo que pronto lo olvidarán.
Dentro de poco, con un ligero temblor en la mano, alguien jalará un gatillo.
Un desconocido superado por todo decidirá descalzo sobre las rocas arrojarse al río en una tarde lluviosa.
Alguien más estará sembrando tulipanes en verano.
Otro más estará impactando su auto a 180 kilómetros por hora en la noche.
Yo estaré despertando, el cuarto olerá a ti, las paredes contarán secretos y los mirlos habrán huido a otra parte en busca de calor.
Habré visto todas tus recomendaciones subtituladas.
Habrás recorrido Venus en patines.
Me perderé en el bullicio de la ciudad descifrando figuras, borrando rostros astillados cansados trasnochado irreconocibles.
Voy a repetir tu nombre bajo un puente, en un parque bajo un árbol,
voy a recordarte por un tiempo indefinido, habrá días que sabrán a Ginebra otros a té,
voy a morir en la noche en cuatro líneas invisibles, me asomare por la ventana cuando el mundo haya caído, acomodare el silencio, sabrás que alguien en esta ciudad te piensa, aunque nadie aquí me recuerde.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.