Amigo
hace tiempo te dije
que mis huesos están roídos
por las ratas
que di a luz
y que mis rodillas
se doblan
con las voces
que cargo en mis hombros.
Amigo
te pido clemencia
por un corazón vacío;
un corazón que no se ubica
en la geografía de un cuerpo vacío
y que no conoce
la calidez de los días rojos.
Amigo
te pido que no me quites lo último que me queda:
No te lleves mi llanto.
No hagas de mis lágrimas un mar para cruzar al otro lado de tu risa.
No hagas de mis lágrimas un abrigo para atravesar el fuego de un mundo gris.
Amigo
hace tiempo te dije
que nada me quedaba
y, sin esperarlo,
te llevaste la nada también.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.