Bésame en este barrio peligroso,
con el olor de las frutas viejas,
con el riesgo anochecido,
sin temor a los accidentes del idilio.

Dame un beso tan violento,
más coqueto,
tan brutálico,
siempre riéndonos.

Criollísame el verbo
con el hastío del hollín
y la sinceridad de los noctámbulos…

Ciérrame los labios
a las afueras del miedo
en las galerías modestas,
a veces bazáricas,
a veces olvidadas.

Para poder quererte grácilmente
con el estallido barrial
y atravesar la confusión de la pólvora,
el tiroteo de los morosos
o la arritmia de mi corazón aTOMIsta.

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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