Pintabas a campo libre rodeado de brochas y acuarelas grisáceas,
intentaba darte color, ofrecí mis pigmentos y pinceles rojos.
Franco, ¡mi tonalidad era vivaz!
Envidiabas a los demás y tu obsesión por la obra final cegaba tu creatividad.
Venían tiempos de olvido para mí y así decidí quedarme.
Quizá salvarte del arte, pero eras tan abstracto que ni en tus propios diseños pudiste encontrar.
Tenías las expectativas de ganar para modificar tu futuro,
Franco querido, creías ser el más creativo, pero no dejabas de usar colores oscuros.

¿Por qué te pintabas así Franco?,
¿Qué significa tu cuadro? Sombra misteriosa asfixiada de miedos.
¡Esto no fue lo que hicimos juntos!, ¿obras diferentes o sólo esa no trazaba?
¡tantas dudas y tú seguías jugando con la pintura!
Soltaste una risotada y no sabía que te emocionaba,
entre todas las obras, la tuya representaba el retrato de la misericordia.
En silencio te miré, provocabas angustia.
¿Acaso te mofabas de tu espejo? Imagen opaca, sombría y desdichada.
He de recordar ese día todavía, presentaste tu reflejo ante supuestos espectadores,
fingías brillar entre reflectores.
Confundida no sabía que me hablabas, yo era la única en esa sala.
Franco me explicaste que el cuadro nos había cambiado.
¡Ironía mía! Me sumerge en tu mentira o, ¿acaso has desvariado?

Después de un año permanecí recorriendo el anonimato.
Sin culpar, ¡yo también me hubiera enamorado de mi creación!
Tu obra en el pasado se perdió, pero no el dilema en una tarde de hoy.
Alucinaciones mías Franco, ¿quién cambió el cuadro y quién cambió el espectador?