A la orilla observo el desganado desenlace del mar intentar alcanzar mis pies después de tanto golpe violento.
Me atraviesa un sentimiento ya conocido,
ya he estado aquí.
No sabría cuántas veces, ni en cuántas vidas pero ya he estado aquí.
De haber relaciones interminables, la del mar y yo, es (en definitiva) infinita.
Me inunda una sensación de angustia incontrolable,
se despierta la culpa, la miseria humana que acarreo como peso muerto.
Yo aquí,
a la espera de que me alcance.
Él ahí,
Intentando tocarme para darme un pequeño bocado de su frialdad.
Estoy cansada de las historias que no fueron, me dije en voz alta,
Despojé mis miedos para hacerme una con el mar.
Teníamos que ser
y nos hicimos eternos.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.