La sociedad se desvirtúa día con día, es difícil congeniar con alguien y es fácil tener con la mayoría. Cada individuo se encuentra ocupado en sus labores, atrapado en su cotidianidad, preocupado por sus propias necesidades; la empatía y la solidaridad se ven desvanecer en la vida diaria, se ven pálidamente en ocasiones, pero sucumben ante el egoísmo a menudo. Se pierde tiempo discutiendo por temas banales, considerando que son de gran relevancia, olvidando que existen otras circunstancias y problemas que acaban realmente con el bienestar social.

Es inaudito creer que el ser humano solo debe de ver por sí mismo. Hoy más que nunca, el individuo debería de mostrar los sentimientos y valores que de verdad importan; hoy más que nunca se debería de luchar por lo correcto. Juntos, los individuos mueven montañas, por separado son aplastados por ellas. Lo anterior, no significa que una persona sola no valga nada, pero vale más cuando en conjunto con otros, realiza un acto de humanidad.

El mundo no puede seguir dividido, debe ocuparse de los verdaderos asuntos; cada uno debe contribuir para que la vida sea mejor, para todos y por todos. La vida ya es bastante cruel por sí sola, no podemos seguir haciéndola peor.

Reflexionamos hoy o nos hundimos mañana, ganamos todos o perdemos uno a uno. Seamos el individuo que la sociedad necesita, para tener la sociedad que necesitamos. Porque lo necesitamos.