La vida parece irreal, mágica e inexplicable cuando eres tú quien me la muestra, porque la vida no se mira, se siente. Es como si los días bailaran el tango más erótico o el danzón más romántico con el sol como su más grande espectador; como si el reloj de arena fuera más pesado que el amor, pero más liviana que la esperanza; como si las estaciones del año fueran un invento de los dioses para hacernos creer que la vida acaba cuando el invierno llega y comienza con la primavera efímera.
Porque ante los ojos de cualquier mortal eres un cuerpo digno de admirar, pero la vida fue tan injusta contigo por obligarte a nacer en un mundo donde los sentimientos ya se han extinguido, donde los poemas parecen ser la idea ficticia de cualquier soñador, un lugar donde las personas creen que los besos son la prueba de amor y no una manifestación del corazón propio. Porque los humanos no miran el amanecer de tus ojos, no respiran la briza que desprendes cuando respiras; admiran el invierno que llevas en las manos, pero no miran la primavera que existe en tus abrazos, porque calientas con cada abrazo sincero, iluminas con una sonrisa y entorpeces con cada beso que regalas. Porque pareciera que tu alma es independiente a ti, baila contigo y no por ti, llora sin importar el medio y porque se enamora de la vida antes de que tú te enteres.
Quisiera que entendieras que este mundo es injusto contigo, porque la envidia está puesta en ti; porque ninguna musa de la antigua Grecia inspiró al arte, tanto como tú. Calíope detesta que tus cantos sean los más hermosos y que las palabras parezcan dulces, cuando son tus labios quienes las pronuncian. Los poemas que inspiras son historias reales y no ficticias, parece que hablan de mundos mágicos e inexistentes, pero son las experiencias vividas que tus besos crean; que me perdonen los más grandes poetas por responder a ti y no a su fuente de inspiración. La historia, la danza, la poesía coral y cualquier sentido del arte lo llevas en tu alma, en el corazón y en los besos.
En un mundo donde la vida es arrebata, tú la regalas; donde la soledad habita, tú llegas con la tuya; donde el corazón necesita respiración boca a boca, llegas tú y le regalas el tuyo.
El mundo no te merece, ni yo tampoco, pero quién mejor que la dueña de mi vida, para mostrarme lo que es la vida.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.