No me dicen nada las canciones tristes.
Soy el perro hambriento,
mojado
por la lluvia con tanta suerte,
porque la vida de la calle sólo trae suerte.
Revisando los desperdicios de los barrancos
dorados
porque ahí los sagrados alimentos.
Los ojos de este cachorro no son maltratados por la gran perra, bebiendo las calientes copas de leche materna.
Ladrando, porque mis
hermanos no me han abandonado.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.