Gerardo Buendía.
Sin título. 2018. Fotografía digital.

Te he de confesar,
me pidieron imaginar,
soñé, entonces,
pedían mi mano,
y todo lo que conlleva,
tenía un vestido descubierto
de la espalda, color rojo carmín,
labios cereza,
piernas temblorosas,
corazón palpitante,
me ha llevado en medio del mar,
en un barco, desgastado,
con velas en vidrio,
te reflejas en todo el ambiente,
huele a sal, a libertad,
se quiso arrodillar,
no le he dejado hacerlo,
es mi igual, enfrente de mí,
toma mis pequeñas manos,
pone un anillo,
en el dedo anular izquierdo,
anillo de oro blanco,
como tu color,
adentro grabada tu imagen,
que nos recuerda al amor,
constante,
aunque no lo veas,
ni escuches,
se manifiesta, te inunda,
le he dicho, todas las razones,
por las cuales afirmo,
ahora eres cómplice,
giro, para contarte en silencio,
con mis ojos, que reflejan,
mientras me besan la espalda,
el tiempo se detiene,
el mundo también,
¡oh, querida!
ha llegado el momento,
de prometer, de cumplir,
besar con cerezas,
abrazar para no soltar,
¿Cuál será el rostro del caballero?
¿Sus brazos serán envolventes?
Su recuerdo, ¿será futuro?

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

Suscríbete

NEWSLTTER