Siempre con la duda
amarrada a la garganta.
Y no es porque no crea
en los pájaros que nacen
de nuestras bocas.
O en tus ganas de dormir
entre mis grietas.
Mi duda nace de no entender
si esta perfección
merece mi impulso precoz
o mi demorada ambición.
Por ahora, sigo viendo
cómo te posas en mi sensibilidad
y cómo esos pájaros
traen días alados y rosados
en los que descansan
todas las dudas.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.