Ilustración por Pause08, de Noun Project. s/f.

Te noté desde la primera vez que entraste al salón de clases. Tu rostro es algo que no se olvida, tus ojos brillantes y tu sonrisa fingida y encantadora. Es difícil de explicar todo lo que entonces sentía por ti, era una mezcla de amor y amistad que se me salía del pecho, tan sólo verte significaba total felicidad para mí. Hoy, aún no sé qué es lo siento por ti, el conocerte marcó mi vida y aunque no quiera sigues siendo parte de ella y abrazo tu recuerdo con mucho cariño.
Llevamos mucho tiempo sin interactuar y aun así te extraño, como esa primera vez que pasaste de largo sin siquiera mirarme.

Una vez, la maestra de TLRIID dejó como tarea escribir un diario, escribir por una semana. Y ahí estabas tú, todos los días aparecías tú, en mis comidas, en mis tareas, en mis ratos libres, siempre tú. Cada vez que me pasaba algo malo, algo feliz o algo gracioso, tú eras la persona que pasaba por mi mente, en quien podía confiar. Hacíamos todo el uno por el todo, éramos el equipo perfecto, la gente nos miraba y pensaba que éramos más que amigos, era evidente lo mucho que nos queríamos. Eso que teníamos era mágico y no encuentro razones lógicas que expliquen por qué terminó, lamento haberte asfixiado.

Agradezco el tiempo que me regalaste, todos los abrazos, las pláticas, las risas y los consejos. Gracias por escucharme cuando lo necesitaba. Gracias por los pequeños momentos que me devolvían la alegría. Nunca voy a olvidarte, te recordaré como un gran amigo y siempre voy a quererte. ¡Eres mi primer gran amor!

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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