Moisés Álvarez.
Luz. 2018. Fotografía digital.

Hoy he pensado mucho en ti. 

En el día de ayer, en la distancia y en los últimos años. 

En lo bien que has cuidado de mí, en lo mucho que me haces falta, en el amor que hemos cultivado. 

En lo misterioso que eres y en lo indescifrable que me pareces, en tu imagen superficial y en los secretos que me compartes. 

En lo mucho que creo saber de ti, pero que nunca doy nada por hecho. Porque nunca quiero darte por hecho. 

No dejo de pensar en ti. En el hueco que inflama mi corazón cuando te marchas. En el miedo que tengo de que te vayas. 

(Pero nunca lo haces). 

Me abrazas. Me sostienes. Me dices: «Tú no tienes que cambiar por mí». Y me dejas ser, confiando genuinamente en lo que hago. 

Nunca das el primer paso por mí, pero crees que no sé qué diriges mi cuerpo a donde está el camino correcto. 

Luces inocente. Bajo tu alborotado cabello ondulado, sonríes confundido bajo mis acusaciones: «Todo lo has hecho sola». 

Pero eso no es cierto. Nunca lo ha sido. Porque nunca me has dejado sola. Desde que estás aquí ya nunca volveré a ser solo yo.

(Si estás, soy contigo. Si te ausentas, soy con tu recuerdo. Y si te marchas, probablemente seré con tu fantasma).

Hoy he pensado mucho en ti. En cómo contigo la carga se volvió ligera y la cuesta arriba se volvió un verde sendero bien marcado. 

Que ni la lluvia borra ni el sol seca. 

Hoy he pensado mucho en ti. 

En tus palabras despreocupadas, en tus promesas, en tus ilusiones, en tus planes que incluyen mi nombre. 

En cuánto te admiro y te adoro. 

En lo improbable. 

En la suerte. 

En lo bello. 

Y lo bueno. 

Y en cómo eres todo eso.

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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