Gabriel Amador.
Año nuevo chino I (Año del perro). 2018. Fotografía digital

Pero me consumí al respirar, cada respiro era una agonía. Desgarré mi cuerpo, lo desollé. Pensé que todo terminaría, pero mi llanto se hizo eterno. Ya no existía, era un ente vacío y corrupto. Escupí mi sangre hasta olvidarme de quién era. Entonces pensé, y rogué. Será como dormir sin sueños, sin pensar, sin sentir, sin recordar. 

Me olvidé de quién era. Me convertí en un extraño. Mi cuerpo se lo trago la tierra. Entonces comprendí lo que era. Un ser sin forma, sin rostro, sin mente. Un cuerpo deconstruido, y una mente olvidada.

 

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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