Ikeoner. 'Una foto de Cuatro Caminos'. 2020. Fotografía digital.

—Miénteme, dime que no me amas— lo reté.
—No te amo y no es una mentira— respondió serio.

Me lancé y le di una bofetada. Fue muy fuerte, creo que nunca había golpeado tan fuerte a alguien, la palma de mi mano me hormigueaba, pero no me importaba ese dolor, me dolía más saber que el hombre que amaba no me amaba a mí.

Me lancé y le di una bofetada. Fue muy fuerte, creo que nunca había golpeado tan fuerte a alguien, la palma de mi mano me hormigueaba, pero no me importaba ese dolor, me dolía más saber que el hombre que amaba no me amaba a mí.

—Lo siento, pero…

—No me sirven de nada tus estúpidas disculpas— interrumpí.

—Escúchame, por fa…

—No— tome mi mochila, con la mano izquierda, o la derecha, la verdad es que no lo recuerdo con exactitud—. Déjame pasar— pedí tratando de aguantar las lágrimas. Mateo estaba parado frente a la puerta, tratando de detenerme.

—No hasta que me escuches.

—¡¿Qué quieres que escuche, las razones por las que no puedes amarme, tus malditas disculpas?!— hice una pausa, la voz se me estaba entrecortando y no podía permitir que las lágrimas me ganaran—. Ah, ya sé, ¡¿me darás un estúpido sermón del porque salir con una alumna es poco ético?!— grité frustrada.

—¿Entonces qué quieres que te diga?

—De hecho, no quiero que me digas nada— repliqué, puse mi mano sobre el picaporte y él tomó mi muñeca.

—Suéltame.

—Es que tú no lo entiendes…

—¿Ahora soy una estúpida?

—No.

—¿Entonces?

Hubo un silencio eterno, o al menos eso pareció. Lo trataba de intimidar con mi mirada, quería que me dejara ir a llorar en paz en mi auto, pero era imposible. Sentí que dejó de apretarme y giré la manija.

Di el primer paso para salir de esa oficina y entonces sentí un jalón, de repente estaba frente a él, sus ojos miel miraron mis labios unos segundos y después nos unimos en un beso que duró para siempre.

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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