En constancia tus manos se mueven.
Tú pelo chascón se alborota y así terminamos conversando uno cerca del otro.
No tengo límites, no existe la razón.
Encarvo en tú ideal, que a veces se ve lejano de mi acción.
A veces me pregunto dónde llegaremos, y si aquello que veo, tú también logras sentirlo en tu interior.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.