'Bombay'. Cortesía de Gabriel Amador

Gabriel Amador. 'Bombay'. 2020. Fotografía digital.

Te tengo muy presente. Cada movimiento que haces, cada palpitación. Te vas para allá, te estoy viendo. Te vas para la izquierda, te estoy viendo. Para la derecha, te veo. Para la amargura, también te veo. Te vas para el gran lado podrido del mundo, te sigo viendo. Con mis caderas, con mis venas, con cada una de mis células, que cada día mueren más. Te veo con mis pezuñas, con mis cabellos enredados que darían todo por exprimirte y sacarte todas las partes gelatinosas que llevas dentro.

Muévete, muévete a donde quieras, me importa un carajo hacia donde sea, me importan un carajo tus acciones, tus miradas de terror, de lástima. Mírame, mírame como quieras, como lo que soy, como lo que crees que soy, como una mujer desnuda, despellejada, acorralada por tus ojos. Atrévete a comerme viva como yo te estoy comiendo a ti. Atrévete a ser alguien por una vez en tu vida, atrévete a sentirte vivo.

Aléjate lo que quieras, vete al extremo más lejano, del lugar más lejano, del terreno más lejano, del pueblo más lejano, del país más lejano, del continente más lejano. Aléjate, siénteme de lejos, siente cómo te estoy viendo, siente cómo nunca vas a estar solo, por más que quieras, no lo permitiré. Siente cómo siempre voy a estar pensando en ti, cómo el miedo no te va a dejar dormir, siente cómo no te voy a dejar hacer nada. Porque no hay nada peor que sentirse vigilado las veinticuatro horas del día. Y comer, dormir, mear, caminar, llegar, estornudar, hablar, escuchar, mirar, tener, saber, sentir, sabiendo que alguien no ha dejado de mirarte, de observarte, de tenerte presente, ni un solo segundo.

También puedes acercarte. Acércate. Huele mi piel enlodada y mi sangre envenenada. Huéleme, huele la sal de mis ojos y la ira de mi boca. Acércate y siente la roca de mi cuerpo, lo pesado que se ha hecho, el grueso de mis cabellos, siente mis huesos carcomidos por las hormigas. Mírame lo más cerca que puedas, piérdete en lo oscuro de mi piel, piérdete entre mis senos enojados, que también te están viendo. Escarba dentro de mi boca, a ver con qué te encuentras. Destrózame entera y saca lo que puedas de mis entrañas, a ver con qué te encuentras. Lámeme. Prueba el sabor de la ira, del odio, del dolor, de mi sudor empapado de ti, de mi saliva repleta de tu esencia. Escúpeme, escúpeme como ya lo has hecho, pero verás que esta vez tu saliva se freirá en mi piel quemada, mi piel carbonizada de odio.

Tócame, toca mi sexo, siéntelo, siente cómo te está viendo, siente cómo arde el fuego dentro de él, cómo podrías quemarte entero si te atreves a meterte otra vez. Haz lo que quieras, mueve tus ojos a donde quieras, aléjalos, acércalos, dales vuelta, ordénales que te obedezcan, que se queden quietos, que no demuestren el terror que estás sintiendo, mándales fingir.

Sólo ten muy presente que te tengo presente. Que ahí voy a estar, en tus sueños y pesadillas, en tus días felices y desgraciados, abras o cierres lo ojos, vivas o mueras. Y ten muy en cuenta que algún día, no muy lejano, no muy cercano, cuando el tiempo haya matado todo lo que me queda, cuando el viento dé la señal, cuando nadie me esté viendo a mí, voy a dejar de sólo mirarte.

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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