Tengo miedo a morir.
La vida es tan frágil
y no nos damos cuenta de ello.
Podemos perderla tan fácil
pero a nadie le importa eso.

Tengo miedo de que mi vida acabe
siendo tan joven como soy.

¿Cuántos de mis «amigos»
van a pensar en mí
después de que me haya ido?
No creo que sean más de cuatro
los que piensen en mí de vez en cuando.
¿Y los demás?
¿Dónde están los demás?
Los demás se limitarán a recordarme
cuando Facebook les tire el recuerdo;
o cuando vean la tarea que les pasé;
o cuando pasen por la casa donde viví.

Tengo miedo a morir.

¿Qué sucederá con mi familia?
¿Qué sucederá con mamá?
¿Qué sucederá con mi hermano?
Les dejaré un incalculable sufrimiento;
su alma estará llena de tormento;
puede que incluso
me lleve sus ganas de vivir;
y todo porque yo dejé de existir.

¿Qué pasará con mis sueños?
¿No lograré convertirme en maestro?
¿Qué pasará con mis metas?
¿Qué pasará cuando
mis ojos no se vuelvan a abrir?

¿Todo se terminará
y no habrá nada más?

Constantemente tengo estos pensamientos
y, siendo sincero, me atormentan.

Tengo miedo a morir.
¡Soy tan joven!
¡No me quiero ir!