Cuando menos lo pensé mi corazón cayó en unas manos gentiles, suaves, llenas de amor sincero que acertadamente tienen una manera peculiar de hacer las cosas, quizás nadie lo verá doblando una servilleta de la misma manera que yo; esas manos, que demostraron miedo al estar suspendido en un abismo de cristal, fueron las mismas que me tomaron fuerte, a pesar de estar en vaivén; que insistencia la mía con sus manos. ¡Joder! Pero, desde aquel primer encuentro ya es mi sitio favorito, sus manos, su sonrisa, sus manías, él.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.