Carolina Navarrete.
Sin título (ESIA Tecamachalco). 2020. Fotografía digital

Tomó una pieza blanca y una negra, las observó, y se inclinó por la blanca. Comenzó el juego de su vida.  

Primer movimiento, ganó dos lugares con el peón. Mordió una hamburguesa, sus arterias se recubrieron de grasa.  

Perdió un caballo. Molesto, se empinó la botella de tequila, el hígado se estremeció, y fue el turno de la torre.  

Quedaban pocos movimientos, la Reina era la única que defendía al Rey. Preocupado por como terminaría el juego, acercó el cigarro a sus labios, sus pulmones se endurecieron.  

Las negras ganaron. Un infarto lo tumbó en una cama de hospital por varios días. 

Ha vuelto al juego, otra vez debe decidir: ¿negras o blancas? Toma las blancas de nuevo. Su cuerpo pide ayuda, sabe lo que significa, no aprendió la lección, volverá a perder la partida.

No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.

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