Y es que es difícil contener la mirada,
la andadura.
Todo es frágil.
Frágil el llanto,
el encuentro.
Frágil la idea en torno a la presencia,
la vida como un crisol donde las personas recuerdan.
Y es que nos aferramos tanto al habla como a la despedida.
Y nunca hubo fotografías para comprobar lo cierto en esta luz llena de espinas
[y fantasmas;]
[e historias perdidas].
Y hablando de hablar, la verdad, no he podido.
Ni con formas ni hacia adentro
[aunque quiero].
Fui a tu velorio el otro día…
Homenaje al artista, al amigo, al hijo.
Sólo pude llevar flores:
silencio apenas compartido.
Perdóname.
Creo que llueven paisajes adentro;
cae en los lienzos esa sangre;
y en el horizonte, finalmente, sólo queda la memoria de un lazo roto,
más bien como un gesto.
Todavía rememoro tu contemplativo interés en el solitario paisaje
[tensión, dolor, utopía].
Ahora que lo pienso, siempre fuiste fiel a tu lenguaje.
Serás para siempre, amigo mío.
Espero que tengas un buen viaje
[Todos aquí vamos a extrañarte].
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.