He visto la vida pasar en la tele.
Ya no hablamos del amor ni del aire.
Ilusión, corazón, estoy triste.
Salimos tarde del trabajo de nuevo.
Prestidigitación. Resignación. Veintitantos… Los que siguen.
Niños con sus piernas de asfalto quieren salir del camino.
El futuro es nuestro, eso dicen.
Pero, ¿cómo lo dicen? ¿Dónde lo tomo? ¿Cómo te lo comparto?
La jungla va tan despacio, alimenta, me quema.
Presente. Instante. Me arden los ojos.
Estamos presos dentro de nosotros.
Es la vanguardia:
seguir soñando que el tiempo no pasa.
Soñar con dormir otro poco.
Dinero. Caos. Leitmotiv insurrecto.
Quiero quererte, pero quererte más tiempo;
pues el amor se reduce
a unas cuantas cafeterías,
a unos cuantos hoteles. No es suficiente.
Solitario camino con efervescentes encuentros, en resumen.
Apenas un beso…
Apenas un gesto…
Nos despedimos.
Ellos pusieron cemento en mis párpados.
Creo que quieren arrendar mi mirada.
Me duele la espalda, las piernas.
Compremos una casa. Ojalá se pueda. Para vernos más rato.
Y es otro viernes que no podemos vernos, cariño.
Cansancio fatídico.
Automatismos. Claro.
Pidamos vacaciones.
Vacío. Un bosque. Una farola.
Sigamos usando abreviaturas.
Seguimos deseando volver.
Ya no sé. Ya no sé. Te dedico todas mis noches. Ni una me falta.
Ya no hay horas para pronunciarse.
Es un bucle. Recuerdos y distancias.
Empeño mi cuerpo. El otro día lo vi de promoción.
Como sea.
Anoche vi un documental.
Te lo explicaré por correo. Espero tu pronta respuesta.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.