En mi tierra habito;
en ella florece todo
lo que he visto y oído,
sentido y olido.
Esta tierra también se desgasta,
duele y se agrieta.
Pero ahora,
en ella reconozco esas estrías
que también son mías.
Relieves que son parte del mismo puñado
desperdigado
por el viento.
Ahora las nombro y en mi cuerpo alojo:
se extienden,
transitan sutilmente por mis poros,
y al volcarse
en mi tierra,
de ellas también florezco.
No sé para que publico, de todas formas no ves mis indirectas.