Atarse a la silla

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Levantarse una mañana y atarse a la sillapara no renunciar a la necesaria costumbrede anidar en el otro. Atarse a esa sillapara amaestrar la soberbiaque gobierna a las almas solitarias. Amarrase voluntariamente y admitir con humildadque depender es necesario para sentirse libreen esos días que la vida es vida. 

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Adultez

Gabriel Amador. Sin título. 2022. Fotografía digital. El corazón vuelto mierda dentro de una bolsa plástica. La moral extraviadaen los recovecosde la falsa pulcritud. Desasosiego en el ojo izquierdo,rabia en el ojo derecho,espasmos continuos. Se esfuma la magiade aquella juventud soberbiaque caminaba en taconesy desafiaba la vida. El pecadoanda moribundoy semidesnudopor las esquinasde esta impecable habitación.  

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No es un sueño

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Cada noche antes de dormir pienso en ti. Estamos en la cama, entra un pequeño rayo de sol en la habitación, juegas con mi cabello, pasas tus dedos delgados entre las hebras enredadas, abro los ojos, te miro y me avergüenzo, quizá porque aún me cuesta aceptar que no todos los cuerpos son de modelo, que no todos los cutis son suaves y lisos, sin arrugas o defectos, que no todos los rostros

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Enero

Sandra Loza. No. 14 (De la serie Reflejos). 2019. Fotografía digital-análoga. Tuve un sueño el otro día.Fue tan real:estaba yo frente al mary sólo pensabaen huircon la ola,dejar la miradaen la bahíade una vez por todas. Y quise despertar,pero me costó tanto.Es que era tan real.(Pensé en dejarlo).Me fui llevando.(Hasta que escuché una voz). Tuve un sueño la otra noche.No sé si pasó.Estaba yo frente a alguien.Piloto automático.Nunca supe qué dije.Pero luego te vi llorandoy entendí el dolor;todo el daño

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Contracara (Capítulo 4: Una vez más)

Gerardo Buendía. Sin título. 2019. Fotografía digital. Es muy temprano: las seis de la mañana en punto cuando el despertador sonó. No creo que haya pasado tanto tiempo desde entones. Ding-Dong. Insistió. Antes de abrir la puerta lavé mi mano ensangrentada y la envolví con una pequeña toalla que tenía por ahí. Me sorprendí ante ello, quien sea que estuviese afuera de verdad tenía ansias de verme, había pasado de tocar el timbre dos veces a tocar la puerta con

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Contracara (Capítulo 3: En otras palabras, te amo)

Gerardo Buendía. Sin título (colaboración con Sandra Loza). 2021. Fotografía digital. Soy un cobarde, soy solo alguien que huye de todo, de su mundo, sus problemas, su vida. Solo soy alguien que debería dejar de existir. Me odio. —¿Quién? —¿Por qué eliges? —volvió a escucharse esa voz. Era cálida, como un abrazo, como si en su melodía se leyera una oración de cada mañana y la sensación de bienestar te inundara por completo. Su voz tan dulce que al oírla

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El tiempo no avanza mientras avanza

Gerardo Buendía. Sin título. 2023. Fotografía digital. Era de noche cuando tomé el taxi junto con mi familiar para dirigirnos al hospital. Le tomaba la mano, diciéndole que todo iba a estar bien, cuando muy en el fondo sabía que no, que para que mejorara su salud iba a existir mucho dolor y miedo. Llegamos al hospital —ahí te encuentras todo tipo de educación o carácter, desde el vigilante, recepción, doctores y enfermeras: unos muy amables y empáticos y otros quizá

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Virtudes de un don nadie

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Es una tarde como cualquier otra, no obstante, una abrumadora sensación de incertidumbre impregna el ambiente. Deambulo perdido, rodeado de un entorno implacable y gélido. En completa confusión recorro las calles que mis pasos encuentran; hostigado por un incómodo sentimiento de familiaridad. Dirijo la mirada al cielo únicamente para toparme con un manto grisáceo y denso que impide el paso de los rayos solares. Mientras camino percibo un deleitable aroma a petricor, observo

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Ojalá fuera paz

Uriel Ramos. Visiones. 2023. Fotografía digital. Este mundo que nadie entiende, y esta debilidad que me corrompe cada que puede. La tristeza, mi solitaria amiga,  y todo lo que anhelo es paz, al rescate de mi alma perdida.

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Package

Sandra Loza. 14 (Phone). 2019. Fotografía digital-análoga. I woke up. My brain was screaming as my eyes opened. The almost non-existent light that managed to sneak between my curtains burns my face. I can even smell the smoke coming from it but I don’t seem to care. Not wanting to I have to get up, and so I do, one of my feet makes a sound when it touches the cold floor beneath me, the ring bell was the reason

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Correspondencia de cartas invisibles

Carolina Navarrete. Al parecer. 2021. Fotografía digital. Carola y yo nos lanzamos al olvido como dos gotas de lluvia que caen simétrica y paralelamente acompañadas. Carola y yo le cerramos la puerta al silencio mientras jugamos a las escondidas con la muerte. Carola y yo nos reímos a carcajadas, de tal manera que nuestras bocas reparten al espacio pétalos de diversos colores y formas.  Carola y yo nos sentamos a tomar el té de la verdad con dos cucharaditas de

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Mi amor

Gabriel Amador. Año nuevo chino II (Año del perro). 2018. Fotografía digital. Mi amor. Ja. Te escribí poemasque no sabías que no eran para ti. Sé que los declamaban a tus amigos en las fiestas,pero en realidad sólo eran palabras al azaragrupadas en un folder.Como una sopa de letrassobre el escritorio de un telefonista. Pero, ¿qué sentido tiene esto que digo?Si soy un mentiroso. Ni yo mismo sé lo que pienso.Ayer me miré al espejo y vi más bien un

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Buganvilia

Gerardo Buendía. Sin título. s/f. Fotografía digital. En el patio de mi casa tengo —escribo «tengo» de manera figurada, pues en realidad es de mi mamá, más soy yo el que la cuida— una buganvilia con un gran valor para mí. Sus flores son de tonalidad rojiza parda; algunas son de color rosa clarito, mientras que otras resaltan con su color entre naranja y entre rosa, fusionándose estos y dando como resultado un intenso rojizo que recuerda a la carne

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Soy

Moisés Álvarez. Mirador. 2018. Fotografía digital. Les recuerdo que soy esto, un par de huesos desordenados tratando de recordar a dónde era que iban. Soy esto, un par de silencios y momentos incómodos, ojo no para mí, para ustedes. Soy todo mi pasado, aunque hoy lo mire bajo otros ojos,aunque ya me he perdonado. Soy cada estanque de agua acumulada que parece en estado de descomposición, aunque por dentro soy vida, movimiento. Soy este sistema corrompido por normas obsoletas. Y soy la que se me da la

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¿Es verdad o es arte?

Carolina Navarrete. Sin título. 2019. Fotografía digital. Vi a un hombre cargando un marco —que no enmarcaba nada más que la realidad—. Con cada paso una nueva obra de arte se presentaba, y me pregunté cómo era posible, cómo era posible que todo fuera arte, que sólo se necesitara verlo con otros ojos, que predispuesta a encontrar el arte limitado por un cuadro de 30 x 30 cm no pudiera apreciar la belleza de la verdad. Que al parecer todo

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¿Por qué no escribir sobre tus sentimientos?

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. ¿Y cómo podré escribir sobre algo que ni siquiera comprendo? Esa es la verdad: no comprendo lo que pasa en mí dentro. Estoy hecho un mar de sentimientos, de pensamientos. Me siento preparado e inseguro a la vez. Me siento entusiasmado y desilusionado a la vez. Me siento confundido. ¿Qué debería de hacer? ¿Qué coño debería de hacer?

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Ekaitza

Paola González. Sin título. 2022. Fotografía digital. Se presenta así de inevitable como la muerte, aunque a diferencia de esa, ésta, puede predecirse. ¿Cómo puede predecirse? Se siente, se siente en el olor de la tierra, se siente en el sonido del viento y se siente como un zumbido entre mi cuerpo.  No es la calma la que me da aviso, es mi alma cuál pájaro intranquilo que trata de huir en la dirección opuesta.    Silencio, ahí viene…    

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Musgo

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Te necesito, me dijo, con la voz entrecortada y a mí me creció musgo en el alma. Necesito hablar con vos, me dijo, con la entonación que le podría dar un moribundo en su último respiro, y a mí me creció musgo en el alma. Te pido que no me dejes, me dijo, con la impunidad que maneja la muerte su llegada cuando toca partir, y a mí, sólo me creció musgo en

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Tren del olvido

Gabriel Amador. Izcallibur no. 2. 2021. Fotografía digital. Te acompaña la noche con su temperatura abúlica.Esa temperatura que te endurece los dedos hasta el suplicio. Planeas la muerte como si de un festín se tratara.Lista para partir.Decidida a huir.La estación vacía de ti, ya estás ahí, subida al tren del olvido.

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Tres palabras

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Decidí escribir una carta sin destinatario alguno, sólo la verborrea de mi pensar, más que mi pensar mi pesad.  Redacto cada oración con una ligereza jamás vista por mi escribir, casi que mi mano danza en cada letra que empuño con esta tinta azul. Azul porque me recuerda al mar, el que solía visitar, el que solía anhelar.  Llegué al final sin detenerme a analizar ni un punto o una coma, casi como

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Nota en un ticket

Sandra Loza. Water (Digital). 2019. Fotografía digital-análoga. Querida.Te extraño.Te amo.No sabes cuánto.Y es raro.No me duele perder mi sitioni ser olvidado por la genteque alguna vez me quisoen esta oscuridad.Ni siquiera me duele la distancia,el estrecho paso entre mi aurora y todo lo otro;las sombras de plástico me arropan,esa familia que se fue;esas voces de cuando éramos niñosy jugábamos a permanecerabrazados.¿Por qué? Resistencia.Me desintoxico. Ahorasólo me duele tu recuerdo:la espesa marca del dolorimpresa en el tiempoque no pudo serporque no supimos

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HHHHH

Sandra Loza. Self-portrait (Phone). 2019. Fotografía digital-análoga. He visto la vida pasar en la tele. Ya no hablamos del amor ni del aire. Ilusión, corazón, estoy triste. Salimos tarde del trabajo de nuevo. Prestidigitación. Resignación. Veintitantos… Los que siguen. Niños con sus piernas de asfalto queriendo salir del camino. El futuro es nuestro, eso dicen. Pero, ¿cómo lo dicen? ¿Dónde lo tomo? La jungla va tan despacio, alimenta, me quema. Presente. Instante. Me arden los ojos. Estamos presos dentro de

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Contracara (Capítulo 2: La bestia que pedía amor a gritos)

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Aquella nebulosa era igual a la de mis pensamientos. Parecía el interior de esa nube de tormenta con manchas rojizas en mi cabeza. Algo se movía entre la ceguera, tomando formas extrañas y definiéndose poco a poco. Toda esta situación me tenía en alerta, confundido, no negaba el hecho de estar aterrado por esa presencia en mi espejo, pero algo de mí quería quedarse, quería ver lo que saldría de entre toda esa

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Crónica de un viaje a Ayotzinapa

Moisés Álvarez. Sin título. 2018. Fotografía digital. Y entonces un día me quedé sin nada que inventar, sin personajes que imaginar y sin tramas que armar. A uno se le seca la imaginación de tanto forzarla a parirnos algo decente y que valga la pena ser escrito. Mi casera, quien alguna vez estuvo casada con un escritor, me dijo el otro día: «el mejor ingrediente para escribir es la realidad».  Pero, yo volteo a mi alrededor y la realidad que me envuelve no sirve

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El último

Eloísa García. Quieta. 2019. Fotografía digital. Estaba segura de lo que pasaría,tenía todas las intenciones y ninguna dudade que terminaría con su vida. No quería que todo sucediera tan rápido;quería sentirse completa,quería amarlo primero. Encontraba poéticoenamorarse y vivirlo,todo justo antes de morir. De entre todas las miradas,sólo le importaba la suya. Mientras se enredaba entre sus brazos,le repetía que de nada servía seguir existiendo. No le creyóaunque también lo sentía. «Nunca nadie me enseñó a querer» dijo. Besó su rostroaferrándose

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A la orilla del Sena

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. A Irene. Alguien se arrodilla en un bote en París a mitad del Sena y le entrega el anillo a una chica. En alguna parte alguien observa una calle por última vez desde un edificio sabiendo que pronto lo olvidarán. Dentro de poco, con un ligero temblor en la mano, alguien jalará un gatillo. Un desconocido superado por todo decidirá descalzo sobre las rocas arrojarse al río en una tarde lluviosa. Alguien más

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Violín

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. Te veo tocar el violín a través de la ventana.  El sol resplandece sobre tu pálida piel y las marcas oscuras debajo de tus ojos. Tus flexibles dedos aprietan con la fuerza necesaria las cuerdas que tantas veces dejaron su huella en las puntas. El arco arrastra con sus cabellos una desolada melodía en busca de terminar con aquella soledad que te ha perseguido como una sombra, día y noche.  Tu reflejo en

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Paralelo II

Gerardo Buendía. Sin título. 2023. Fotografía digital. Vidrios como lágrimas envueltos en noche y luna, un cuerpo repelido por una dimensión de innumerables pisos. Una luna no tan llena. Una noche no tan oscura. El vacío se precipitaba en las entrañas, con velocidad de llanto, con silencios de interferencias e inmediatez de un interno goce de límites y fin. Tan cayendo se sentía su cuerpo como el mío que ni tan ajeno ni tan íntimo era el mismo. Un vértigo universal de planetas Un vértigo astral

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Esta necesidad de amor

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. ¿Viste que es increíble la necesidad que tenemos las personas de amar? Me lo preguntaste despacito. Y lo estoy pensando ahora. Si es necesidad o solo exquisito. El amar a otras personas.  Creo que están en equilibrio. El sabor espontáneo de un buen beso y la necesidad de un abrazo chiquito. Creo que amar es ambas cosas sin cometer nunca un delito.  Porque siempre necesitamos un mensajito de buenas noches.  Y siempre saboreamos un sticker de corazoncitos.  Me parece ocurrente comentar que tal vez

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Si te escribo es porque te quiero

Gerardo Buendía. Sin título. 2022. Fotografía digital. En constancia tus manos se mueven. Tú pelo chascón se alborota y así terminamos conversando uno cerca del otro.  No tengo límites, no existe la razón. Encarvo en tú ideal, que a veces se ve lejano de mi acción.  A veces me pregunto dónde llegaremos, y si aquello que veo, tú también logras sentirlo en tu interior. 

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